ER imparable en México
Tradicionalmente, la escuela ha fijado la atención en el desarrollo de habilidades intelectuales y motrices de las niñas, niños y jóvenes, sin prestar el mismo interés por las emociones; se ha pensado que esta área corresponde más al ámbito familiar que al escolar o que es parte del carácter de cada persona.
En 2016, la Secretaría de Educación Pública (SEP), presentó un planteamiento para la actualización del modelo educativo; señalando, entre otras cosas, la introducción de un enfoque humanista y el énfasis en las habilidades socioemocionales. Se ha llegado a entender que estas habilidades son fundamentales para el desarrollo de las personas porque se asocian con las exitosas trayectorias escolares, personales y laborales así como con un mejor aprendizaje.
Con la propuesta de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), en 2018, se ha buscado impulsar el desarrollo emocional en las aulas a través de las siguientes acciones: aprender a autorregular las emociones y generar las destrezas necesarias para solucionar conflictos de forma pacífica; lograr el autoconocimiento a partir de la exploración de las motivaciones, necesidades, pensamientos y emociones propias; ser empático o empática; fortalecer la autoconfianza; aprender a escuchar y a respetar; cultivar una actitud responsable, positiva y optimista; desarrollar la capacidad de resiliencia; minimizar la vulnerabilidad orientado al bienestar y el respeto de las y los alumnos hacia su persona y los demás. Sin embargo, a pesar de ver y sentir la necesidad de trabajar el desarrollo emocional, muchos maestros y maestras no sabían y no se les había mostrado cómo hacerlo.
El programa “Educación Responsable” llega a sumarse a la misión de Proeducación para fomentar ese desarrollo socioemocional y la creatividad en los niños y niñas, por medio de recursos educativos muy completos para fortalecer las habilidades para la vida, tales como: trabajo en equipo, comunicación, expresión y convivencia. Cuando un niño o niña se conoce y tiene confianza en sí mismo, puede comprender a las y los demás, reconocer y expresar sus emociones, tener autocontrol, tomar decisiones responsables, valorar y cuidar su persona y su entorno y mejorar sus habilidades sociales; esto es hablar de un desarrollo integral. El plan de formación que se brinda a las y los maestros es un gran apoyo de aprendizaje.
Proeducación y Fundación Botín, con el apoyo de Fundación Gigante, brindaron a las escuelas una nueva forma de mirar, de crear y de aprender, reconociendo el poder del arte en el aprendizaje. Educación Responsable ha atendido esa parte socioemocional que tanto hacía falta, además de ser un programa de mucho aprendizaje, es un programa creativo, artístico, lúdico y hace que las y los alumnos realmente trabajen sus emociones.
Hemos llevado el programa un año y medio, y las satisfacciones han sido muchas. Recuerdo un caso en donde en una escuela algunos docentes se sentían rebasados para trabajar con un niño ya que era desafiante, no participaba y solo inquietaba al resto del grupo. Al finalizar el ciclo escolar, las maestras decían que no sabían qué había sucedido pero el niño había cambiado mucho: participaba, apoyaba a sus compañeros, era más tranquilo y decían “el programa logró cambiarlo”. También, puedo mencionar otro caso en donde un niño muy callado y apartado no participaba. Al llevar “Banco de Herramientas”, el niño comenzó a hablar de lo que sentía, a ponerle nombre a sus sentimientos, a ser empático y a participar.
Todas esas actividades en donde los niños y niñas se pueden convertir en investigadores, en artistas, en dónde se promueve el análisis y la reflexión, el ser empáticos, el aprender a cuidarse, a tomar decisiones, son las que han ayudado a lograr un cambio, tanto en niños y niñas, como con las y los docentes. Y, me atrevería a decir, con algunos papás y mamás.
Actualmente con la pandemia, se ha intensificado la necesidad de trabajar el área socioemocional. Los recursos (Banco de herramientas, Reflejarte, Literatura y Coro de las Emociones) han permitido que las y los niños hablen de lo que sienten, compartan sus emociones y lleguen a entender la importancia de expresar todos esos sentimientos. Un día en una actividad de “Reflejarte”, un niño mencionó que su lugar especial era el altar a su abuelito, quien tenía poco tiempo de haber fallecido. Era su lugar especial porque le recordaba a su abuelo y todo lo que vivió con él; si bien, es un sentimiento difícil de manejar, este tipo de actividades le ayudaron a procesar y vivir la aceptación.
Estamos contentas y muy orgullosas con los resultados obtenidos. Actualmente el programa se lleva a cabo en 28 escuelas, con 179 maestros y maestras y 3,944 alumnos y alumnas. Nos encontramos emocionadas por los avances en las escuelas, agradecidas con Fundación Botín y Fundación Gigante por colaborar con Proeducación y esperamos que esto que se inició, continúe por mucho tiempo más.
Virginia Velázquez V.
Tutor Operativo Proeducación IAP